La iconografía vinculada a las ventanas tienen rastro desde el Renacimiento hasta nuestros días, la concepción de los cuadros como ventanas abiertas, a través de las cuales podía observarse la historia, es de una larga tradición pictórica. Leonardo da Vinci planteaba que la perspectiva existe allí donde el cuadro se transforma en una ventana.
Esta obra dialoga con esa historia común y va más allá de su representación. Desde múltiples puntos de vista, las ventanas se tornan a veces en objeto a fotografiar pero al mismo tiempo en un medio que posibilita mirar, espiar, contemplar el mundo externo desde un espacio de interioridad.
De alguna manera, el voyeurismo se convierte en una forma de comunicación que conecta, acerca y plantea la posibilidad de establecer un encuentro.